VENUS Y APOLOS
Pasan las horas y me como los días bloqueando el cerebro con una sobredosis de diazepam. Me paralizo y pienso que quizás no debería dedicarle el tiempo a fisgonear bobería de sonajero y poca gracia. Porque pronto se llenarán los días de ruido, fuego y flores. Pero afortunadamente a las máquinas cuando se les da la espalda no persiguen. Tampoco preguntan. Pero tampoco gotea sangre cuando se las hiere. Adiós a las máquinas del presente antes de que entorpezcan mi huida. Vivir ligero y vivir con tiempo. Vivir con la mirada fijada en el suelo y dejar de mirar tanto al cielo. Venus y a los hermanos Apolo los tengo enlazados en mis manos. Parpadeo y me gusta lo que veo. Todo lo demás… A la hoguera. Sin más.