CANÍBAL VIRTUAL
Desde que me he alejado, cada vez me cuesta más acercarme. El poder se ha diluido. Estoy justo debajo y mirar hacia arriba me supone un trabajo. Obras, ruido, colapso, intervalo de tiempo en pausa, parado. Pero esta noche, esta noche protestando en silencio por estar sentado pero feliz al notar el calor de tu cuerpo, he cerrado los ojos para escuchar su voz. Necesitamos más cantautores y menos fanfarrones. Más guitarras y menos armas. Más presupuesto en cultura y menos dinero en la basura. Pero el miedo, ay el miedo… esa emoción imaginaria y manipulada que nos paraliza, nos congela y nos amedranta. Me parece que me voy a cubrir el cuerpo con una sábana blanca, con unas tijeras recortaré dos óvalos y me voy transformar en un caníbal de fantasmas de esos que salen en las pantallas. Sin olvidarme de los que taladran con esas letras de sexo, drogas, dinero, cajas de ritmo y sintetizador. Apenas dos horas, con algún que otro fallo que hemos perdonado. Porque así es el directo y no esa realidad arreglada que transforman como un proceso de consumo. Te muestras, te veo, te como. Me muestro, me ves, me comes. Ñam ñam ñam caníbal virtual. Esta mañana te has despertado y te ha costado trabajo encontrar la palabra adecuada que define al escarabajo. Mientras dormías un caníbal ha cenado tus neuronas. Te miras al espejo y no hay señales eléctricas. Te yergues y el espejo te rebota la imagen de un hombrecillo encogido.
