LA VIE EN ROSE
Los payeses suelen ser tipos con un destacado carácter y la zona de bajas emisiones de la señorita Reina de la Margarina de Barcelona ha encabronado al propietario del Renault 4. La combustión parece sentenciada y pronto nos conmoveremos al ver una estructura industrial. Quizás la siguiente pieza del castillo de naipes sea la cosecha. Cambiaremos las cebollas emergiendo de los surcos de la tierra por pastillas parodiando su sabor. Su fabricación correrá a cargo de una gran corporación alimentaria. Nos las colocaremos en la punta de la lengua y viajaremos con nostalgia al pasado. De los ojos nos saltarán lagrimones y las acciones de la compañía Suiza se multiplicarán por un millón. ¡Estamos enterrados! Pero por suerte, la carrera a pie y el ciclismo actúan como un soplo de aire fresco y después de un inicio de semana perturbador he podido volver a empapar la camiseta, a desgastar las suelas, a rebañar con el dedo corazón el tiramisú mientras le he guiñado el ojo al concejal, a fotografiar la sinuosidad del alquitrán y con el primer sorbo de un café de filtro las pupilas se me han vuelto a dilatar . ¡La vie en rose!