SPEAKEASY, SPEAKEASY. NO QUEREMOS TONTERÍAS.
La tarde del martes entró en la whiskería Speakeasy. Se sentó en el taburete de la barra, pero no se acomodó. Parecía que tenía prisa. Señaló la botella de Paddy y negó con la cabeza cuando el barman le preguntó si quería hielo. No siguió ningún ritual ni fotografió la escena. Levantó el vaso y el whisky se diluyó de un solo trago. Repitió la secuencia ocho veces. Después salió del local y caminó deprisa hacia ninguna parte. Escondió la mano derecha en el bolsillo de la parka y acarició la Laguiole. Por un momento soñó con encontrarse con un arma corta. Con el dedo en el gatillo iría en busca de la vitrina y descargaría todo el tambor en las GoPro. Al lado de las víctimas tecnológicas, dejaría una nota escrita a mano: Speakeasy, speakeasy. No queremos tonterías.