MIRANDO DE REOJO AL CIELO
Quizás haya sido una señal porque cuando ya te tenía redactado has desaparecido. Te has borrado. Tan solo he tenido que tocar una tecla para aniquilar tu existencia. Un error, un descuido, un mal paso y ya no hay tiempo ni para un rato. La conciencia de la imprudencia me tensa. Me duele la pierna. Tengo suerte de contar con tus manos y tus consejos. Seguiré unos días más mirando de reojo al cielo. El agua está siendo como un un consuelo pese a estar más cerca del suelo. Salgo relajado y con más de un pensamiento nuevo. Quizás sea el momento de explorar la receta que me lleve a buscar otros olores, otras esencias.