LA ESTÉTICA DE LO PEQUEÑO
La semana está siendo diferente a lo que venía haciendo hasta la fecha. He tenido que dejar escondidas las zapatillas. El simple gesto de mirarlas, aunque sea de reojo, me produce cierto antojo. La mejor cura es girar cua y salir de puntillas, visitar la habitación de la osteopatía y complementar la recuperación en la piscina. Nada emocionante a simple vista, pero rebuscando en la estética de lo pequeño he encontrado el soplo de aire fresco, el baño de tarde en el rincón del retiro, los tres segundos de ducha fría, el primer mordisco de sandía, el brindis por la diferencia, los chinos redoblados por debajo de la rodilla, los pies remojados en la orilla. Risueño escuchando los versos del poeta mientras bailo entre la superficie y la profundidad.