RUN TRIP - 12: F A K EUGENE
Nuestro séptimo despertar en Oregon fue como los seis anteriores: LLOVÍA. ¡Menuda pesadilla! No teníamos fórmula para evitar la depresión. Le dimos un vistazo a la aplicación meteorológica y nada indicaba que en las próximas dos, tres horas dejase de llover. No teníamos alternativa, cambiarse y no cambiar la rutina. Eso sí, dejamos la calefacción de la habitación encendida y las toallas bien cerca del radiador. A escasos metros del hotel, cogimos el paso verde de Franklin City Park y cruzamos el río Willamette (el mismo que traspasábamos en Portland para ir al Coava Coffee de Southeast) por el Knickerbrocker Bicycle Bridge para llegar al Pre’s Trail. Un bucle de algo más de 6,5 kms cuidado con sumo mimo por las donaciones anónimas que año tras año se conceden a los Friends of Pre’s Trail. La mañana podía parecer desalentadora pero cualquier atisbo de desánimo desapareció en cuanto nos pusimos a darle vueltas al recorrido. Vicenç se conformó con 2 vueltas, yo quise estirar una vuelta más para completar una media maratón. Cuando llegué a la habitación del hotel, Vicenç ya se había duchado, se había vestido e intentaba entrar en calor cubriéndose de nuevo con el edredón. Tiritando, me dijo:
“Dúchate tranquilo, no hay prisa por salir a la calle.”
Cuando cerré el grifo de la ducha y salí del baño, debí cerrar también el paso que daba entrada a la lluvia porque de repente un láser de luz se abrió paso entre las cortinas polvorientas de la 227. Todavía nos quedaban unas horas que pasar en Eugene y no teníamos la mínima intención de desaprovecharlas…