UN SONIDO SECO
Clong, clong, clong. El sonido seco de un martillo de bola golpeando mi cocota. Podría estar frito y desesperado al comprobar que las molestias persisten con ahínco. ¿Pero de que sirve añadir tristeza…? La pena sería no encontrar escapatoria. La mezcla de asfalto y campo, de tierra y hormigón me han brindado una estupenda semana de ciclismo.