JARROS HELADOS
No sé si lo que veo a mi alrededor tiene síntomas de error o si es preferible no prestarle atención. Pero resulta chocante tropezarse con dos accidentes y pasar por alto una pizca de reflexión. El de hoy me ha revuelto el estómago, me ha apartado del calor y por unos segundos he tenido frío. Me he dado la vuelta y he seguido a lo mío. Atrás se ha quedado el asfalto, las preguntas, la incertidumbre, el cotilleo, las sirenas y la pena. He buscado pasos de palmo, de aquellos que arañan los brazos y las piernas con cierto encanto. Gotas de sangre aplicadas sin dolor que han centrifugado mi cabeza tendiendo proyectos que han ido colgando al ritmo de los kilómetros. Cuando los pies y el reloj se han detenido, el consuelo ha hecho de contrapeso. Cinco minutos tumbado con los ojos cerrados han sido suficientes para recargar mi estado. y dejar de lado el cansancio.