RUN TRIP - 18: FOLSOM - MILL VALLEY
En el parking nos esperaba la pick-up, tiramos los trofeos en el asiento trasero y arrancamos. Atrás quedaba la persecución de Folsom y la amenaza de la derrota Volvíamos a ser libres y queríamos exprimir los pocos días que nos quedaban en la costa oeste. Condujimos un par de horas y al llegar a Mill Valley me acordé de un buen amigo: Scott Penzarella. ¿Por qué no hacerle una visita? y ¿Por qué no parar en Mill Valley un par de días? Nos pareció una buena idea aparcar el coche y pasar dos noches del otro lado del Golden Gate. Encontramos alojamiento en Tamalpais Motel. Un motel de carretera caluroso, desaseado y mugriento. Pero nuestro viaje no contemplaba una guía descriptiva de alojamientos. Con una ducha y una cama nos hacían felices. Los niveles de hematocrito no los teníamos muy festivos y los chinches iban a chupar bien poco. Así que ok a la habitación. Nos dieron las llaves de la 16 pero el paño parecía no querer girar. Volvimos a la recepción para ver si había habido un error en la asignación de la habitación o de la llave. No, todo estaba bien. La habitación era la 16 y la llave era la de la 16. Viendo que todo estaba en orden, le pedimos al recepcionista que nos acompañara y ver si él tenía más suerte que nosotros. Introdujo la llave y como ya nos había pasado a nosotros, no consiguió girarla. Golpeo con fuerza la puerta. Varias veces. Y del interior de la habitación escuchamos una voz poco inteligible. Le pidió que abriera la puerta. El ocupante parecía resistirse, pero finalmente la entreabrió. Al verse las caras, intercambiaron cuatro voces en vietnamita. No entendimos ni media palabra, pero lo que sí que teníamos claro es que podíamos compartir cama con los chinches pero no con la pareja asiática. Al final quedó claro que la habitación 16 no iba a ser la nuestra. El vietnamita de la recepción se disculpó y nos acompañó a la número 10. Dejamos las cosas sobre la cama y antes de cerrar la puerta dijimos: “Chinches, vigilad las maletas, volveremos después de la cena.” Subimos hasta la 31 Miller Avenue y con la intención de darle una sorpresa a Scott, entramos en Studio Velo. Shit, estaba de viaje en el extranjero. ¡Qué lastima! Pero la pena se vistió de alegría cuando le explicamos a un compañero de Scott que estábamos haciendo un Run Trip por la West Coast. De inmediato nos sugirió que fuéramos a visitar a los chicos de San Francisco Running Company. Mientras nos lo comentaba entró en la web y nos dijo:
-Mañana organizan una salida de Trail Running. Punto de salida desde el Equator Coffee de Larkspur y finaliza en la tienda San Francisco Running Company. Creo que el atleta de Nike David Laney está invitado.
-Genial, tiene todos los ingredientes para ser un planazo: Coffee, salida con aficionados autóctonos, visita a San Francisco Running Company y participación de David Laney. ¡No faltaremos! Muchísimas gracias y por favor, dale un fuerte abrazo de mi parte a Scott Penzarella. Me hubiese encantado poder saludarlo en su Headquarter.
Al salir de la tienda, probablemente por la excitación y seguramente para desquitarnos del estercolero de alojamiento que teníamos, decidimos darnos el primer gran festín del viaje. Cogimos mesa en el Piazza d’Angelo. Primero, segundo y botella de vino tinto. Teníamos que meternos en la cama con unos índices de inconsciencia rozando lo intolerable para poder descansar sin notar las picaduras de nuestros invitados hostiles. Nos tumbamos y ni siquiera hubo tiempo para completar el Bona Nit.