UN DÍA ACIAGO
Todavía hay quien se pregunta cómo no había ido a recoger el encargo. La imagen contaba con un ejército impulsivo de likes y una decena de exclamaciones metafóricas. Pero a él, todo aquel escaparate le había apagado los ojos e incendiado el ánimo. No solo tuvo que digerir las eternas largas que le dieron sino que además tuvo que aguantar la tosquedad de una presentación virtual en paralelo. Aquella foto y el bombardeo de mensajes de texto del jinete gemelo fueron el detonante de un día aciago. Todos parecían contentos. Todos menos el cabeza de cartel. Todavía hoy se pregunta si irá a por ella o la abandonará para que puedan continuar presumiendo de su belleza. ¡Qué pena! Y algunos siguen sin conocer la palabra discreción…