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¡Salud!

Si de ella gozara en su extensión, ejercería todas y cada una de las funciones con cierta normalidad. Pero como la plenitud es difícil de alcanzar, me limitaré a formar y deformar la función expresiva del lenguaje. Y en numerosas ocasiones, el sentido es impenetrable.

RUN TRIP - 7: F A K   ZENA

RUN TRIP - 7: F A K ZENA

La mañana del 5 de febrero se nos presentó como las anteriores. Con un cielo monótono y deslucido. Con una lluvia incesante y fatigosa y con un frío huesudo y explosivo. Antes de abandonar el hotel bajamos a desayunar. Ningún cliente había marcado en su calendario la carrera de Zena. Y si alguno se hubiese levantado con la mínima intención de dedicarle al domingo una mañana de running, la hubiera exterminado en cuanto hubiese corrido la cortina del ventanal. Así que todos desayunaban sin pensar en el mañana. Todos no. Vicenç y yo éramos los tipos exóticos del buffet. Nos preparamos algo de fruta con muesli y yogur griego. Un café diluido en agua y un par de refrescos que guardaríamos en la pick up. Después subimos a la habitación y nos cambiamos. Dejamos como primera capa la equipación de correr. Por encima calcetín grueso, pantalón, sudadera y chaquetón. Las 10 millas de Zena empezaban a las once de la mañana. No sabíamos dónde íbamos y mucho menos lo que nos encontraríamos. Así que salimos con tiempo y con margen para tomar un segundo café. Seguimos las indicaciones del gps y en unos escasos treinta minutos llegamos al centro vital de la prueba. Una casa victoriana en medio de un campo sin labrar. Bajo el porche se veía a una veintena de corredores. Nadie quería mojarse. Nosotros tampoco. Nos metimos con el Nissan en el campo y lo aparcamos a escasos metros de la casa. Cuatro pasos fueron suficientes para acabar con los calcetines empapados y el calzado embarrado. Parecía que estábamos en una ciénaga. Pronto tendría consecuencias…

Zena.

Entramos en la vivienda de madera y nos inscribimos. Le acabábamos de dar un aire internacional a la prueba. Nos comentaron que debíamos aparcar el vehículo en una zona que la organización había habilitado. Un autobús escolar hacía de lanzadera entre los coches de los participantes y el punto de salida. Después de escuchar con atención las indicaciones, regresamos al coche para obedecer la consigna de los organizadores.

Pero la pick-up también se estaba empezando a cansar de tanta lluvia y mal tiempo y decidió declararse en rebeldía. ¡No había manera de sacarla del lodazal! Por lo visto, el trasto que habíamos alquilado no tenía tracción en las cuatro ruedas. Se acababa de demostrar que la elección de la pick-up había sido un error garrafal. Las plazas traseras eran pequeñas, no tenía las lunas tintadas y la caja descubierta con la climatología que nos perseguía era una inutilidad mayúscula. ¡Y como guinda era un utilitario disfrazado de 4x4! Por suerte, encontramos a unos chicos que sí que la tenían grande. Muy grande y muy potente. Ataron una cinta de amarre a nuestro chasis y con un sencillo tirón y suspirito de su V8 nos devolvieron al asfalto.

Condujimos hasta el parking, nos deshicimos de todas las capas de ropa que llevábamos y nos subimos al autocar escolar. Cuando llegamos a la salida, los 150 participantes nos asardinamos de nuevo bajo el porche. Hacía frío, soplaba el viento y llovía con intensidad. Si hubiese habido un fuego a tierra y una cafetería creo que, como mínimo dos de los participantes se hubiesen quitado el dorsal. Pero sin fuego y sin café solo nos quedaba correr. Correr rápido para pasar el menos tiempo posible a la intemperie. Y eso hicimos. Sufrir como penitentes del hielo encadenando pasos en unas condiciones angustiosas. Pero habíamos saltado el charco para correr. Y después de varios días, lo estábamos haciendo con un dorsal en el pecho. Cruzamos la meta satisfechos, algo deshechos y maldiciendo que la penuria no había concluido estando ya a cubierto. Tuvimos que esperar algo más de una hora para que nos hicieran entrega del Blue Ribbon. Con el premio en la mano, volamos hasta el asiento del autocar escolar y una vez en nuestro trasto, nos cambiamos y pusimos rumbo a nuestro próximo destino: PORTLAND.

RUN TRIP: ZENA - PDX

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RUN TRIP - 6: COOS-BAY - SALEM

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