LA NOCHE HA DEJADO DE SER SOMBRÍA
Me he pasado la semana reconstruyendo mi alma. No tenía fuerzas para subir a la montaña ni apetencia de plantar bandera. Frente a la pena me he repetido: la vida debería ser más animada. Lucha por camelar pedacitos de tiempo. Y he vuelto a recorrer el camino que hace unos días golpeó con crueldad nuestros cuerpos. Salgo de tu casa electrizado y en el patio se me escapa un aplauso. Me subo a la montaña, suprimo los carteles de la autoridad y me instalo. Solo y contigo. El cerebro se pone en acción. Sueños de tiza. La noche ha dejado de ser sombría.